No sé cuántas veces me han hecho esa pregunta. La gente tiende a relacionar el hecho de que fotografíe a artistas murales con que yo pinte, y la verdad es que no me molesta que me lo pregunten, pero me parece curiosa la cantidad de personas que se lo plantean.
En general mi respuesta suele ser NO, no pinto. Aunque la realidad es que desde siempre me encanta pintar, dibujar, expresarme de cualquier manera… Eso sí, siempre por diversión, como manera de evasión y experimentación. Pero no, no pinto graffiti ni soy muralista.
A pesar de esta última afirmación, hace un año los amigos de Kaligrafics de Sant Feliu de Llobregat, me invitaron a pintar en una pared donde realizan el proyecto #12mas1 durante la transición entre la 2a y la 3a edición. Debo decir que tanto mi mural como los tres siguientes al mío, estaban fuera del proyecto, por ese motivo, y como excepción, acepté participar.
Hacía tiempo que quería experimentar con la técnica del Paste up, que no es más que una técnica que consiste en encolar papel y pegarlo sobre una superficie, en este caso, una pared. Ya había hecho una prueba anteriormente con la Fundación Contorno Urbano durante las fiestas de primavera de L’Hospitalet en 2016, con mi exposición LHINES en las paredes de un solar abandonado en calle Cobalto, donde mostraba rincones de la ciudad desde mi punto de vista.
La verdad es que me encantó y (nunca mejor dicho) me quedé enganchada a esta forma de expresión.
Pero no fue hasta el año siguiente (verano 2017) que tuve otra oportunidad de crear algo grande. En el caso del muro de Sant Feliu, quise rendir homenaje a la ciudad, ya que sentí que al ser una persona de fuera de la ciudad (y que ni siquiera me dedico realmente al muralismo), debía esforzarme el triple para hacer algo que a la gente del lugar le gustase y justificar así mi sensación de “intrusión” tanto geográfica como laboral. Así que investigué un poquito y enseguida encontré la clave de lo que quería hacer: ROSAS, Sant Feliu es la ciudad de las Rosas y yo soy una enamorada de cualquier tipo de vida natural así que parecía cosa del destino 🌹💖✨.
Como he dicho, enseguida sabía lo que quería hacer y cómo. Desde el minuto uno se me metió la idea en la cabeza y apenas hice modificaciones durante el proceso. Lo de abajo es el primer boceto.
Fotografié todo tipo de rosas, para luego recortarlas y ponerlas en cinco lienzos de 1.50×2 metros. En esta foto se ve el gran tamaño de las impresiones.
Por suerte, tengo a mi amiga Zurik que me ayudó a elegir el tono perfecto de aguamarina que iba a acompañar de fondo a las rosas. Ligeramente desaturado, pero con fuerza, era perfecto con los tonos rosas. Recortar todas esas rosas fue un show, por no decir, que acabé medio intoxicada por el olor de las tintas de la impresión. Tardé alredor de 5 horas en recortarlas todas.
Al fin, llega el día y allí estaban Miró, para hacer fotos del proceso, Esteban y Mario, que pasó a saludar y a echarme un cable si hacía falta (aunque como soy un poco cabezona, lo hice todo sola…😂). Primero dí un par de capas de turquesa al fondo, dejé secar un poquito y después hice el triángulo con spray dorado. Como veréis en las fotos, nada más empezar agité el bote de pintura plástica sin cerrar ✌️😬. Para pegar las fotos utilizé un preparado en polvo disuelto en agua.
FOTO: Alex Miró
A medida que iba pasando la mañana, cada vez hacía más calor, y cada vez tenía más problemas: debería haber esperado mínimo un día a que se secase el fondo. La humedad de la pintura y la humedad del papel encolado, eran una mala combinación. Pero poco a poco, insistiendo y gracias a la luz del sol, fueron pegándose. Ya solo quedaba el toque final, la frikada de turno que más me apetecía hacer: añadir glitter a algunos pétalos para darle un efecto más Kitsch.
Con un total de 11 horas trabajando y mucho cansancio después… ¡terminé! y estaba más que satisfecha con el resultado 😊 había quedado mucho más bonito de lo que me esperaba. Una de las cosas que más me gustó de trabajar en el muro, fue la cantidad de gente que se acercaba a darme su opinión, y a darme ánimos (con ese calor…).
Entonces… tú pintas, ¿no?
En definitiva, me encantó poder participar en estos dos proyectos y estoy deseando poder hacer alguno más, aunque obviamente es muy difícil. Así que bueno, para el siguiente que me haga la gran pregunta, ahora tengo esta entrada en el blog como respuesta, por que yo sigo pensando que NO pinto PEEEEERO…como buena catalana, hago cosas….
y como siempre… me gustaría saber qué piensas, déjame un mensaje aquí abajo si has leído el artículo hasta el final 💖✨
¡Hola Clara!
Buen artículo, gracias por explicarlo. ¡No tenía ni idea de que además de hacer fotos buenísimas, hicieras esas composiciones!.
Personalmente soy de la opinión de que un ‘artista’ debe ser polifacético, casi por obligación. Si creas cosas es porque 1) sientes una necesidad imperiosa de expresarte y 2), aunque hay muchas más, quieres que otros experimenten algo al ver/oler/oir/tocar aquello que has creado. Así pues, a medida que ‘creas’, ‘te vas creando’ a tí mism@ también, descubriendo aquello que mejor te permite sacar lo que llevas dentro y llegar a la gente. Para mí, todo artista debe buscar sus límites, ponerse retos, sorprender, aprender… ¡Evolución, esa es la clave! ;))
¡Hola Màrius!
Como dices, yo tambien creo que un artista debe tener más de una faceta (ojo! sin pasarse, que el que mucho abarca poco aprieta) pero, qué rico es experimentar, probar cosas nuevas, equivocarse, fallar y con ello descubrir algo nuevo. La verdad es que esa fue la única vez que hice algo así, nadie como tú sabe lo caro que es experimentar con impresión fotográfica ;). Desgraciadamente no soy rica y no puedo experimentar todo lo que me gustaría. Pero si puedo ir probando, seguiré haciéndolo 🙂